Temperatura idónea del vino tinto
Los vinos tintos también son para el verano. No nos cansaremos nunca de afirmarlo, y en este artículo queremos daros algunas pautas para que así lo sintáis vosotros también.
Muchas personas se alegran de la llegada de las altas temperaturas de la primavera y el verano, pero lo cierto es que para los amantes del vino tinto, la llegada del calor puede suponer todo un reto, ya que uno de los mayores enemigos del vino son las altas temperaturas.
Pero no sólo el calor hace estragos, su polo opuesto también puede jugarnos una mala pasada. ¿Cuántas veces te han servido un vino a la temperatura del helado? Y ¿cuántas veces te han servido un vino casi a la temperatura del plato principal? Seguro que tienes varios ejemplos de cualquiera de los dos extremos.
Tanto si es elevada como si es demasiado baja, la temperatura del vino puede jugar totalmente en nuestra contra si no sabemos acertar con ella en función del vino que tengamos entre manos.
Un vino demasiado frío puede presentarse no sólo molesto al paladar sino también imperceptible. Sus aromas se encontrarán opacos y minimizados, con poca expresividad tanto en nariz como en boca.
Por otra parte, los vinos que se hayan expuesto a temperaturas elevadas o incluso al sol perderán igualmente sus características sensoriales, convirtiéndose en un caldo insípido y quizás amargo y astringente.
El balance entre temperatura exterior y temperatura del vino puede ser compleja, especialmente con el calor mediterráneo, pero no es una misión imposible.
Debemos tener en cuenta que la temperatura ideal del vino también dependerá de su tipología. Los blancos y espumosos por lo general se consumen más fríos que los tintos, y dentro de los tintos, optaremos por una u otra temperatura dependiendo de su juventud o de su crianza.
Debemos tener en cuenta también que todos los vinos, independientemente de su color, son muy sensibles al calor, en especial los tintos, que son especialmente delicados frente a las altas temperaturas.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, ¿cómo podemos preservar los vinos tintos frente al calor? ¿A qué temperatura se degustará mejor un vino tinto joven y uno de crianza? ¿Qué vinos tintos están mejor pasados un poco por la nevera?
A continuación te detallamos algunos puntos importantes para consumir tu vino tinto incluso en época de verano sin sufrir con la experiencia y sin desperdiciar un buen vino.
Todo a su justa medida, y todo a su debida temperatura. Empezamos.
Calor, humedad y frescor. ¿Cómo encontrar el equilibrio?
Esta es la situación: mes de julio, mediodía, quedas para comer con amig@s, no has podido resistirte y contra todo pronóstico quieres coger una botella de vino tinto para degustar durante la reunión. ¿Locura o acierto?
Depende de cómo se mire y depende de la botella que elijas. Un vino tinto en pleno verano a más de 35 grados y mal temperado puede ser un absoluto desastre, pero esto no significa que todos los vinos tintos estén destinados al fracaso estacional. Ni mucho menos.
Lo primero que se debe considerar antes de la elección misma del vino, es la situación en la que se va a degustar. ¿Se trata de una reunión en casa de amigos? ¿Es una barbacoa al aire libre o una jornada de playa?
En cualquier caso, debes preguntarte si allí donde vas podrás asegurarte de que el vino esté a buen recaudo; esto es, lejos del impacto de los rayos del sol, en un lugar fresco y seco con humedad controlada (la ideal ronda el 65% y el 80%).
Temperatura de conservación
El vino tinto necesita una temperatura continua de entre 12 y 16 Cº para conservarse en óptimas condiciones.
Es por ello que no sólo jugará en su contra los cambios bruscos de frío a calor y al revés, sino que también influyen en su degustación final al exponer la botella durante un tiempo prolongado a una temperatura superior a 20 Cº con una sobreexposición a la luz.
Luz + calor = adiós vino.
La temperatura del ambiente y la del contenido de la botella deben ser similares en la medida de lo posible para evitar sorpresas desagradables a la hora del servicio.
Por ello, uno de los peores lugares donde puedes guardar tus botellas es en la cocina, donde las continuas subidas de temperatura por la cocción y el vapor afectan al vino mucho más de lo que nos imaginamos. Hablaremos más adelante de dónde conservar el vino tinto para preservar de la mejor manera posible sus características.
La temperatura ideal del servicio del vino tinto oscila entre los 12 y los 18º aproximadamente, y en función del tipo de vino del que se trate.
Los vinos tintos jóvenes irán mejor a una temperatura más baja (13-16 Cº) mientras que los vinos de crianza se degustarán de manera más agradable a una temperatura entre los 16 y los 18 Cº.
Abierta la botella es conveniente mantener el vino en una temperatura inferior a la temperatura de servicio para así preservar sus características. El vino tinto puede aguantar entre 3 ó 4 días hasta una semana en la nevera, pero se trata de una cuenta atrás que resta a cada día que pasa. El tiempo tras el descorche juega totalmente en contra del vino, y por ello es mejor no prolongar su consumo aunque esté refrigerado. No de esta manera no perderemos todas sus propiedades organolépticas.
¿Dónde conservar el vino?
Existen 3 opciones, de la más básica a la más sofisticada y compleja:
1- Nevera
Es el recurso más fácil y común. Conviene tener en cuenta que si conservas tus vinos tintos en la nevera, es importante sacarlos con algo de antelación al servicio para que no estén helados una vez los depositemos en las copas. Esperar unos 20 minutos antes del descorche lo devolverá a la vida poco a poco, y evitará la aparición de ciertos sabores no agradables en boca debidos a un exceso de frío.
2- Cava clásica
Si tienes la posibilidad de conservar tus vinos tintos en una cava subterránea o en una habitación con poca luz y buena ventilación, tus botellas estarán a salvo. No tienes más que sacarlo de allí y servirlo directamente, su temperatura en general será la adecuada.
3- Cava eléctrica.
Se trata de una opción muy práctica para los que no tiene la suerte de contar con la cava clásica y que quieren ir más allá de los contrastes que pueden producir los vinos tintos conservados en la nevera. La posibilidad de controlar manual o automáticamente la temperatura en función de los vinos que guardemos allí la convierte en un elemento fundamental para los amantes del vino. Lo ideal es dedicar una parte o una cava exclusivamente a los vinos tintos, que no necesitan tanto frío como los blancos y los espumosos.
Por supuesto, hay otras opciones para enfriar y conservar el vino, y su nivel de eficacia es fácilmente predecible usando un poco de sentido común.
Enfriar el vino en un botellero con hielo es un recurso fácil, aunque un tanto agresivo. El enfriamiento se produce a gran velocidad, y no es del todo homogéneo, ya que siempre quedará una parte en el fondo excesivamente helada y una parte superior no enfriada del todo.
Llegados a este punto, debemos preguntarnos: ¿nos vale la pena invertir en una buena botella para luego enfriarla de golpe en un botellero?
Mejor pensarlo dos veces, tener algo de paciencia y optar por una opción que de más pie al disfrute del vino tinto que al rechazo.
Siguiendo una sencillas pautas puedes conseguir una temperatura de conservación, servicio y post-servicio bastante acertadas, aunque la temperatura ideal del vino tinto no es una ciencia exacta y restringida a unos pocos parámetros. Se trata de experimentar y quedarnos con la experiencia que más nos guste y que mejor ayude a preservar las características del vino.