A Roberto Ayala siempre lo hemos conocido por ser el alma de su bar de Almería, donde se sirven cervezas artesanales al ritmo del mejor Rock’n Roll. Lo que no saben muchos es que cada vez pasa más tiempo con su otra pasión, el vino.
En el año 2011 compró un pequeño cortijo en Fondón, en la Alpujarra almeriense, a unos 1.200 metros de altitud. El cortijo tenía una pequeña bodega semienterrada pero, lo más importante, venía con unas 1.000 cepas de Garnacha. Desde entonces, él y su compañera María, ha cuidado la viña con mucho mimo, con la idea de hacer un vino limpio y puro, sin aditivos de ninguna clase.
No podía ser de otra manera, como referente y amigo tiene a Manuel Valenzuela (Barranco Oscuro).
- Toda la uva cultivada es de propiedad
- 5 hectáreas totales
- La uva es cultivada según principio de agricultura ecológica
- La vendimia es manual
- No hay riego de la viña
- No se usa ningún aditivo o levadura comercial
- 3.000 producción de botellas anual
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