Estamos en el Collio, en San Floriano en la provincia de Gorizia. Aquí, la frontera oriental marca el final de Italia (para los que vienen del oeste) y Eslovenia se encuentra a poca distancia. Franco Terpin siempre ha cultivado (su familia antes que él) 10 hectáreas en tierras de ponka, una típica piedra caliza arcillosa derivada de margas areniscas.
Es un hombre sencillo, directo, con un tamaño importante. Manos y brazos con signos de trabajo duro en la viña. Porque aquí es donde se crea un vino.

Cada planta está meticulosamente cuidada y se potencian las peculiaridades de cada viñedo. Sus parcelas están en San Floriano y en Monte Calvario y se realizan sin uso de pesticidas, insecticidas, herbicidas o cualquier otro producto sintético. Totalmente rodeados de bosques e inmersos en la naturaleza, producen uvas que representan la gran tradición de esta zona: Ribolla Gialla, Tocai Friulano y Pinot Grigio pero también Merlot, Chardonnay y Cabernet Sauvignon.

Las fermentaciones son solo con levaduras autóctonas y maceraciones más o menos de largo (con la maceración, las características de la uva presentes en los hollejos se traspasan a la masa líquida). Los vinos tienen colores dorado y ambarino, tan lejos de lo que siempre nos han propuesto de esta zona, los aromas son maduros pero en boca son una gran expresión del varietal y del territorio.

• Toda la uva cultivada es de propiedad
• 10 hectáreas totales
• La uva es cultivada según principio de agricultura ecológica
• La vendimia es manual
• No hay riego de la viña
• No se usa ningún aditivo o levadura comercial
• No hay control de la temperatura
• 20.000 producción de botellas anual