Antonin Azzoni ha tenido la difícil tarea de continuar con el ‘domaine’ que creó su padre Gilles sin que se resienta el estilo o la calidad de los vinos. Antonin se centra en la vinificación bajo el formato de ‘negoce’ que consiste en comprar uvas a viticultores vecinos. Uvas que, por supuesto, proceden siempre de viñas ecológicas y que él vinifica de forma natural sin ningún aditivo.

Durante 30 años Gilles elaboró aquí sus vinos, con unas viñas que transformó en ecológico (1990-97). Tuvo también la influencia y apoyo de Gerald Oustric, vecino del Ardèche, y en el año 2000 decidió dejar de usar sulfuroso, lo que provocó su salida automática y definitiva de la apelación, convirtiéndolo en uno de los referentes de la zona en la elaboración de vinos naturales.

En los últimos años fue pasando el testigo a su hijo Antonin hasta que en 2014 llegaron a un acuerdo con Samuel Boulay para traspasarle la mayor parte de la viña, una parte de la casa y una pequeña parte de la antigua bodega situada en los bajos de la granja, junto al río. A partir de entonces los Azzoni empezaron con el ‘negoce’ y en 2018 Gilles se retiró definitivamente dejando el testigo a Antonin y su mujer Dorothée. Gilles se ha trasladado a otra casa, a muy pocos metros, y conserva 1 hectárea de viña con la que piensa seguir divirtiéndose haciendo vinos.

Antonin compra las uvas a viticultores amigos y conocidos como Domaine Ozil, Vincent Fargier (socio de Les Deux Terres) o el propio Samuel Boulay que les vende una buena parte de la producción de sus antiguas viñas. La vinificación es siempre totalmente natural, sin controles de temperatura, sin sulfitos añadidos, ni ningún otro aditivo.

• La uva cultivada se compra a cultivadores de la zona
• La uva es cultivada según principio de agricultura ecológica
• La vendimia es manual
• No hay riego de la viña
• No se usa ningún aditivo o levadura comercial
• 30.000 producción de botellas anual