Cantina Giardino se fundó oficialmente en 2003, pero cinco años antes, gracias a la intuición de Antonio Di Gruttola, ya habían comenzado a elaborar vino (experimentando) sin recurrir a la biotecnología. La idea era poder hacer un vino por fermentación espontánea, sin filtrar, sin clarificar y sin la ayuda de sulfitos.
Años de pruebas e investigaciones han confirmado que ese podría ser el camino correcto y recurrir a viñas antiguas habría sido la clave para obtener vinos mucho más interesantes. La bodega nació gracias al apoyo de sus amigos históricos que creyeron en el proyecto y la habilidad de Antonio, el único enólogo y técnico del grupo.
Las viñas se encuentran en altitud y se plantan sobre los vibrantes suelos volcánicos de la región. El trabajo del viñedo se realiza a mano, de forma orgánica y una combinación de gran cultivo y bajos rendimientos da como resultado una fruta sana y con carácter.